Hacía tiempo que no íbamos al Restaurante Lilium, ahora en su nuevo local en Marina Lanzarote. Le pedimos a Orlando que nos preparara un menú cerrado para una cena especial de hermanos y cuñados…
Mientras Sandra se tomaba su tiempo para elegir el vino, algunos iniciábamos la velada con una caña muy bien tirada.
Después de pasar la tableta por varias manos, Míchel aseguró que con el Juan Gil, de Jumilla, íbamos a acertar.
El servicio de pan se compone de una cesta con distintos tipos…
… y una bandeja con mantequilla de gofio, una especie de mojo de tomate y AOVE con su gotero.
Empezamos los entrantes para compartir con unas croquetas de plátano y chorizo de Chacón. Fue el plato que pasó más desapercibido porque esperábamos un poco más de contraste entre los sabores.
Continuamos con terrina de cochino negro canario con dulce de higos. Nos pareció muy rica, con buena textura y potente sabor.
Seguimos con ensalada de papaya y langostinos con vinagreta de jengibre; fantástica.
Y terminamos los entrantes con revuelto de setas y salmón ahumado; muy rico también.
Mientras tanto, en la cocina se vivía una actividad frenética.
De plato principal podíamos elegir entre solomillo de vacuno al grill, salsa de mostaza con un toque de gofio, que fue el que me pedí yo. En su punto y un acierto la combinación con la mostaza.
O Lomo de atún fresco en adobo canario tratado como un tataki; a los que lo pidieron les encantó.
Tenía razón Míchel con el vino, entraba muy bien…
… y las risas fueron aumentando, lo que sumado al atento servicio de sala comandado por Sandra y su eficiente equipo, contribuyó a que la noche fuera de lo más agradable. De postre tomamos tarta de mouse de chocolate a la naranja; un éxito. Después, el café.
Disfrutamos de una noche especial por la que pagamos 44 euros por persona. Tomamos la copa en la terraza y mientras la preparaban nos hicimos esta foto de recuerdo. Salimos encantados; hasta la próxima.