Las vacaciones de verano finalizaron con unos días en Fuerteventura. Nos habían recomendado visitar la zona de “Aguas Verdes”, que se encuentra situada en el oeste de la isla, donde hay unos charcones formados por el embate del mar contra la costa.
Como la marea estaba vacía decidimos caminar hacia el sur, un poco a la aventura; llevábamos unos riquísimos bocatas de pata de cerdo asada, queso majorero y tomate del país de la Panadería “El Rubio” de La Oliva, así que la intendencia estaba resuelta, por lo menos hasta la cena.
La acción erosiva del agua crea unas piscinas naturales espectaculares que discurren paralelas a la costa protegidas de la fuerza del mar por una pared basáltica.
A una media hora de caminata desde donde dejamos el coche aparece una playa fantástica para nosotros solos.
Aunque el mar parecía tranquilo nos bañamos con prudencia en las transparentes y refrescantes aguas.
Pasamos unas buenas horas disfrutando del lujazo y dimos buena cuenta de los bocadillos. Nos marchamos dejando la marea casi alta del todo.
De regreso hicimos otra parada…
Gran día, grandes baños.