Gayo, Haría y Mercadillo.

Aprovechando la ausencia de viento nos propusimos dar un paseo por La Fuga de los Lomillos, que es la parte del borde del Risco de Famara que nos quedaba por conocer.

Fotografía de Ramón Pérez Niz

A pesar de comprobar la nubosidad antes de salir de casa, llegando a Malpaso nos encontramos con una niebla cada vez más densa, por lo que nos temimos que las vistas en Gayo no iban a ser las que esperábamos.

Fotografía de Ramón Pérez Niz

Y así ocurrió.

Fotografía de Ramón Pérez Niz

La visibilidad disminuía a cada paso por lo que decidimos dejar el plan para otro día y subir a La Atalaya de Haría, otro lugar que no conocíamos.

Fotografía de Ramón Pérez Niz

Máguez desde El Pozo de Gayo.

Fotografía de Ramón Pérez Niz

Máguez desde el camino que sube a La Atalaya de Haría

Fotografía de Ramón Pérez Niz

Haría desde La Atalaya. Una vista diferente.

Fotografía de Ramón Pérez Niz
Fotografía de Ramón Pérez Niz
Fotografía de Ramón Pérez Niz
Fotografía de Ramón Pérez Niz
Fotografía de Ramón Pérez Niz
Fotografía de Ramón Pérez Niz

Las nubes se alejan, dejando ver la cumbre del Volcán La Corona.

Fotografía de Ramón Pérez Niz

Máguez.

Desde La Atalaya visitamos el Mercadillo.

Fotografía de Ramón Pérez Niz
Fotografía de Ramón Pérez Niz
Fotografía de Ramón Pérez Niz

Iglesia de San Juan. Cuidado con los coches que no hay aceras.

En la calle Fajardo, justo detrás de la iglesia, nos encontramos con este ceramista tradicional que enseña su oficio.

Fotografía de Ramón Pérez Niz

Nuestro mercadillo preferido. Casi siempre compramos algo, principalmente en los puestos de verdura ecológica y panadería artesanal.

Fotografía de Ramón Pérez Niz

De regreso paramos en La Villa de Teguise a disfrutar de unos pintxos riquísimos donde siempre.

Pipo, Nauzet y Manuel te atienden estupendamente con sus elaboraciones del día en este pequeño local, que está decorado con una original artesanía de motivos marinos del artista Juan Bonilla.