“…Su advocación se halla muy relacionada con los procesos eruptivos de los siglos XVIII y XIX. En las erupciones de 1730, un franciscano organizó una procesión con la imagen de la Virgen de los Dolores de Tinajo para dirigirse a las corrientes de lava; una vez allí hicieron un voto de promesa, construir una ermita a la Virgen de Tinajo si conseguía detener las lavas del volcán. Un individuo con una cruz de madera se acercó y la clavó; el río de lava llegó hasta la cruz y se detuvo.
Sin embargo, la promesa se olvidó y no se cumplió…”.